Museo Capitolino y Pinacoteca
La fisonomía de la colección se modificó a partir de la segunda mitad del siglo XVI con la incorporación en las colecciones capitolinas de un imponente grupo de esculturas, después de la decisión del papa Pío V de liberar el Vaticano de imágenes paganas. Las colecciones se incrementaron con significativos testimonios artísticos y al enfoque histórico predominante hasta entonces se incorporó el enfoque exclusivamente estético de las nuevas adquisiciones.
Con la construcción del Palacio Nuevo en 1654 en el lado opuesto de la plaza se logró colocar de una manera más adecuada la gran cantidad de obras que se había ido acumulando en el Palacio de los Conservadores, emplazando una parte de las mismas en el palacio recién construido.
El Museo Capitolino abrió al público en el siglo siguiente, después de la adquisición de la colección de estatuas y retratos del cardenal Albani por intercesión del papa Clemente XII, que lo inauguró en 1734.
Benedicto XVI (que colocó en el museo los fragmentos de la Forma Urbis severiana, la gran planta marmórea de la Roma antigua) fundó pocas décadas más tarde, a mediados del siglo XVIII, la Pinacoteca Capitolina, donde confluyeron dos importantes colecciones privadas, la Sacchetti y la Pio.