La tríada de la Vía Latina: lo digital da vida al pasado
Cuando no se conservan en su totalidad, las esculturas antiguas pueden "restaurarse" aprovechando el potencial del modelado en 3D. A partir del escaneado de los fragmentos originales que se conservan, se puede recrear una sola escultura o grupos enteros en un entorno virtual.
Gracias al uso de la tecnología digital más avanzada, ahora podemos admirar, por primera vez, algunas de las esculturas de frontón pertenecientes a un templo que se alzaba a lo largo de la Vía Latina de Roma a principios del siglo I a.C.
La propuesta reconstructiva (fig. 1) es el resultado de una intervención desarrollada en varias fases, que incluyeron la "búsqueda de los aditamentos", el estudio iconográfico, la restauración de los fragmentos y, por último, la recomposición gráfica y digital, primero, y física, después, de las esculturas. En cada fase participó un amplio equipo de especialistas que trabajaron en paralelo, compartiendo recursos y experiencia.
El estudio iconográfico permitió identificar en los fragmentos conservados a Júpiter, Juno y Minerva, que deben imaginarse en el centro de un frontón poblado por al menos otras ocho figuras. Trece piezas se han atribuido a Júpiter, incluida la mano que sostiene el rayo (fig. 2), 15 a Juno y 11 a Minerva.
El esquema y los detalles de las figuras se reconstruyeron tomando como modelo estatuas antiguas en posturas similares y, en particular, el grupo escultórico de la Tríada Capitolina del Museo Arqueológico de Guidonia Montecelio, de finales del siglo II d.C. (fig. 3), con el que las esculturas de la Vía Latina muestran estrechos puntos de contacto. De este modo, se elaboró un dibujo bidimensional de forma "tradicional" y, sobre esta base, se estableció el modelado tridimensional. Las imágenes de la galería muestran cómo, en el caso de la figura de Juno, se elaboró una detallada reconstrucción gráfica (fig. 6) a partir de los fragmentos de la cabeza con diadema y del busto drapeado (figs. 4-5).
Como los fragmentos de las esculturas no encajan entre sí en su mayor parte, el proyecto de instalación consistió en insertar las piezas originales en carcasas de resina autoportantes realizadas mediante impresión 3D. Las carcasas se crearon en negativo sobre la superficie de las esculturas gracias a modelos tridimensionales de los fragmentos obtenidos por escaneado láser con luz estructurada.
La intervención presenta numerosas ventajas tanto desde el punto de vista de la conservación como desde el punto de vista pedagógico. El encaje de los fragmentos modelados negativamente en los soportes minimizó la necesidad de clavos y yeso, sin comprometer la legibilidad de las obras y haciendo que la intervención fuera totalmente no invasiva. Los visitantes pueden así darse cuenta del volumen global de las figuras, distinguir lo antiguo de lo reconstruido gracias a la diferencia de color y apreciar los fragmentos individuales "en su contexto". Por último, el montaje es totalmente reversible y facilita la incorporación de nuevos elementos en el futuro.
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