Obra del mes Museo della Scuola Romana - Septiembre 2023

Leoncillo Leonardi
Autorretrato, 1942
terracota vidriada, 32x18x20 cm;
préstamo Carla Marchini

Esta excepcional obra de Leoncillo Leonardi consigue plasmar tanto una notable verosimilitud física, con el artista retratándose a sí mismo a la edad de 27 años, como los matices psicológicos que caracterizan su inquieta personalidad. El material escultórico está modelado con un toque rápido y anticlásico, capaz de captar la inestabilidad de la expresión del rostro, captada en el momento en que el ceño fruncido, los ojos fijos hacia un punto lejano y la boca apretada, revelan alguna profunda inquietud. Ansiedad que sin duda refleja no sólo un hecho personal, sino también la dramática coyuntura epocal vivida en los años de juventud de Leoncillo. El color, realzado por las veladuras, y el modelado deliberadamente inacabado crean un notable efecto pictórico en la obra.
Leoncillo Leonardi (Spoleto, 18 de noviembre de 1915 - Roma, 3 de septiembre de 1968) es uno de los mayores representantes de la escultura italiana del siglo XX, capaz de elevar la técnica artesanal de la cerámica a la categoría de arte, primero con la representación de temas figurativos y más tarde, en continuidad con esta primera fase, con la realización de obras informales en las que el material se trabaja también con gran fuerza expresiva.
Tercer y último hijo del poeta dialectal y profesor de dibujo Fernando Leonardi y de Giuseppina Magni, quedó huérfano a los tres años. De carácter rebelde, suspendió el Instituto Técnico a los quince años y decidió aislarse en el desván, donde empezó a esculpir bloques de arcilla que su hermano Lionello le traía para consolar su soledad. Apasionado por el arte, posteriormente cursó estudios en el Instituto de Arte de Perugia, de 1931 a 1935, y después en la Academia de Bellas Artes de Roma. En la Capital frecuentó a Libero de Libero (compañero de universidad de su hermano Lionello), Corrado Cagli, Mirko, Afro, Renato Guttuso y otras personalidades que caracterizaban el ambiente artístico de la Capital en aquella época. Así, muy joven, adquirió sus primeras experiencias artísticas dentro de la llamada Escuela Romana, siguiendo con gran interés a Scipione y Mario Mafai. En 1939 se estableció en Umbertide, en Umbría, donde se casó con Maria Zampa, su antigua compañera de colegio, con la que tendría dos hijos, Daniela y Leonetto, y entró en contacto con la fábrica local Ceramiche Rometti, donde profundizó sus conocimientos técnicos; en los mismos hornos realizó grandes esculturas: la Arpia, la Sirena y el Ermafrodito, conocidas en conjunto como I Mostri. Organizó la primera célula comunista de Umbertide entre los obreros de Rometti. Gracias a su talento, se fijó en él el gran arquitecto y diseñador Gio Ponti, que en 1940 le invitó a exponer en una sala de la 7ª Triennale de Milano, en el marco de la Mostra de Cerámica, y obtuvo la Medalla de Oro de las Artes Aplicadas. En 1942 volvió a Roma, donde enseñó plástica y decoración en el Instituto Estatal de Arte hasta 1952; entre sus colegas se encontraban Ettore Colla, Afro y Pericle Fazzini. Al año siguiente, en una exposición colectiva con otros jóvenes artistas como Toti Scialoja, Domenico Purificato, Giulio Turcato y Emilio Vedova, expuso la serie Mostri en la galería La Cometa de Roma, que obtuvo un gran éxito. Los acontecimientos de la guerra le impulsaron a buscar, como antifascista convencido, un compromiso político y social más directo; por ello se alistó en las fuerzas partisanas de la Brigada Garibaldi "Francesco Innamorati" de Foligno. Su voluntad de compromiso se reflejó también en las obras que realizó en la época de la última guerra: en 1944, en Roma, liberada por las tropas aliadas, creó la Madre romana uccisa dai tedeschi, que obtuvo el primer premio ex aequo de escultura en la exposición L'arte contro la barbarie, una muestra organizada por iniciativa del periódico l'Unità para denunciar las atrocidades del fascismo y el nazismo. Mientras tanto, en Roma, Leoncillo ingresa en la organización militar clandestina del Partido Comunista Italiano. En la posguerra, se unió a agrupaciones artísticas en busca de una evolución de su lenguaje: en 1946 firmó en Venezia, con otros diez artistas, el manifiesto de la Nueva Secesión Artística Italiana; al año siguiente, en el marco de la VIII Triennale de Milano, participó en la primera exposición del grupo, que entretanto había cambiado su nombre por el de Fronte nuovo delle arti.
Nuevamente presente en Venezia, formando parte de un grupo, en la XXIV Esposizione Internazionale de Arte de 1948, volvió a exponer allí en 1950, 1952 y 1954, donde se le dedicó una sala junto a Lucio Fontana; expuso, entre otras obras, Bombardamento notturno. También estuvo presente en la Biennale de 1960 y en la de 1968, de nuevo con una sala personal.
En 1948, junto con jóvenes artistas comunistas como Marino Mazzacurati, Renato Guttuso y Emilio Greco, crea su propio estudio en Villa Massimo, en Roma, en cuyo centro se encuentra el horno, donde trabaja hasta 1956. En 1949, presentado por Roberto Longhi, celebró su primera exposición individual en la galería Fiore de Florencia. Mientras tanto, recibe varios encargos públicos, entre ellos en 1955 el de la creación del Monumento ai caduti di tutte le guerre, para el municipio de Albissola Marina, situado en el paseo marítimo de la ciudad.  En 1956, tras una profunda crisis ideológica, opuesto a la línea prosoviética de Togliatti, Leoncillo dimite del Partido Comunista e inicia una severa revisión de su obra de la última década para volcarse en experiencias informales basadas en la creación de esculturas con vaciados cerámicos de colores primarios (blanco, negro, rojo) atravesados por cortes limpios o surcos. En 1957, expuso en la Galleria La Tartaruga de Plinio De Martiis en Roma y en esta ocasión, en su autopresentación en el catálogo, expresó las razones profundas de su adhesión al Informalismo y al Neorrealismo. También expuso una serie de obras no figurativas a gran escala en la galería romana L'Attico.
Leoncillo murió prematuramente con sólo 53 años, fulminado por un ataque al corazón. En Spoleto, su ciudad natal a la que siempre estuvo muy unido, se le dedicó una importante exposición retrospectiva un año después de su muerte.

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