Siglo XX
A comienzos del siglo XX, Rodolfo Lanciani marcó la nueva disposición de las colecciones y a ésta le siguió la radical catalogación de 1925, cuando en el recién adquirido Palacio Caffarelli, se creó el Museo Mussolini (después Museo Nuovo) y allí se trasladaron las obras escultóricas conservadas en el Antiquarium en el Celio, que desde ese momento se utilizó sobre todo para las mal llamadas “artes menores”.
En el 1952 se creó en un ala del Palacio de los Conservadores una nueva área de exposición, denominada Braccio Nuovo (Brazo Nuevo).
En el 1957, con motivo del III Congreso Internacional de Epigrafía Griega y Latina, se inauguró la nueva Galería Lapidaria de los Museos Capitolinos en la Galería de Unión, realizada en los años 1934-1941 para conectar los palacios capitolinos; allí se colocaron alrededor de 1.400 inscripciones antiguas, latinas y griegas, procedentes en parte de las salas del Antiquarium Municipal del Celio, y, en parte, de los mismos Museos Capitolinos.
Los graves y prolongados problemas de filtraciones de agua y humedad han obligado a cerrar al público la Galería Lapidaria. Asimismo, las salas del Museo Nuovo y del Braccio Nuovo del Palacio de los Conservadores fueron también excluidas del itinerario museístico.
En el 1977, para vaciar las salas donde se efectuaban obras de reestructuración, las esculturas expuestas en el Museo del Palacio de los Conservadores, en el Museo Nuovo y en el Braccio Nuovo fueron transladadas temporalmente al sugestivo espacio expositivo de la que fuera la central eléctrica del Acea en via Ostiense: la Central Mortemartini.