La Anunciación de El Greco

Con ocasión del proyecto de intercambio entre el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid y los Museos Capitolinos, que ya ha llevado a la capital española La buenaventura de Caravaggio, la Superintendencia Capitolina ha elegido exponer en Roma La Anunciación del gran artista cretense "El Greco", que vivió en España en los últimos 40 años de su vida y allí recibió el apodo con el que se conoce universalmente. A pesar de haber permanecido en Italia diez años (1567-1577), viviendo en Roma entre 1570 y 1576 aproximadamente, las obras de El Greco en los museos italianos son pocas. 

La Anunciación, obra plenamente autógrafa pintada por El Greco en Toledo, es el modelo definitivo que se presentó a los comitentes para la realización de un cuadro de grandes dimensiones destinado a un majestuoso retablo, introducido en un articulado marco de madera. Realizado por el pintor en los años 1596-1600 para el altar mayor del Colegio de Nuestra Señora de la Encarnación de Madrid, el Retablo de Doña María de Aragón, fundadora del colegio y comitente, fue dividido a principios del siglo XIX y cinco de sus grandes pinturas perdidas fueron acogidas en el Prado, mientras que la sexta tuvo como destino el Museo Nacional de Rumanía de Bucarest. Dedicado a la Redención, el retablo tenía probablemente dos niveles: abajo, cerca de la Anunciación, se podían ver la Adoración de los pastores y el Bautismo de Cristo, mientras que arriba se mostraban la Crucifixión, la Resurrección, Pentecostés y quizás una séptima pintura, más pequeña, como conclusión. 

El estilo de El Greco es el resultado de una profunda asimilación de tres culturas figurativas diferentes: la tradición bizantina, hierática y espiritual, vinculada a esquemas fijos, el arte italiano, que durante el Renacimiento alcanza una cumbre expresiva insuperable, traduciendo la naturaleza en términos figurativos, y por último la pintura española, a menudo dedicada la introspección.

Sin renegar nunca de lo aprendido en su estancia en Italia, solo en España, en la ciudad de Toledo, El Greco alcanza altísimos niveles de espiritualidad. La reflexión sobre temas religiosos aumenta con el uso de figuras alargadas y la distorsión del dato natural a favor de una evocación casi abstracta: no es casualidad si el “redescubrimiento” del pintor a finales del siglo XIX es una de las premisas de las modernas vanguardias artísticas. 

La Anunciación es una de las mayores cumbres de su estilo final, donde las formas alargadas se entrelazan con una aplicación rápida, casi paroxística, del color y un horror vacui que lo lleva a llenar cada espacio de la composición.