Salas de los Horti de Mecenas
Los Horti de Mecenas son los más antiguos de los jardines residenciales del Esquilino: el amigo y consejero del emperador Augusto transformó en una suntuosa residencia una zona hasta ese momento destinada a ser necrópolis. Los Horti pasaron a ser dominio imperial y en el periodo neroniano los jardines constituyeron una prolongación de la Domus Aurea.
La única construcción que se conserva es el Auditorium, triclinio de verano decorado por frescos con vistas de jardines.
La decoración escultórica, troceada y reutilizada para rellenar los muros tardo-antiguos, delata los intereses culturales del dueño de casa, con imágenes de Musas y retratos de ilustres personajes del círculo literario, así como su pasión para la colección de estelas funerarias griegas y copias de altísima calidad de de originales griegos.
Esquilino acogió en la antigüedad una serie de importantes jardines residenciales. Primero entre todos, los Horti de Mecenas , amigo y consejero del emperador Augusto, que transformó una zona de mala fama en una prestigiosa área residencial.
De la suntuosa residencia de Mecenas, bien conocida por las descripciones literarias y decantadas sobre todo por Horacio, el único testimonio arqueológico aún existente está constituido por el Auditorium, un triclinio estivo semi-subterráneo decorado con frescos de jardines en los cuales se insertan pequeñas esculturas y fontanas, casi queriendo anular la falta de aberturas hacia el exterior. Los frescos son fechados en la época de los Mecenas y en el primer decenio del Siglo I d.C., cuando los jardines pasaron al dominio imperial.
La villa representó entonces una especie de continuación de la inmensa extensión territorial ocupada por la Domus Aurea: no es un caso que Nerón asistió al espectáculo del incendio de Roma propio desde lo alto de la torre de los Horti de Mecenas.
La rica decoración de los horti se transformó, durante las excavaciones de fines del siglo pasado, en remiendos utilizados como material para la construcción en el interior de muros tardo-antiguos, según una costumbre frecuentemente comprobada sobre todo en el Esquilino.
Entre las obras decorativas se destacan la bellísima fuente con forma de cuerno potorio firmada por el artista griego Pontios, que encuentra una directa respuesta temática en el refinado relieve con Ménade danzante derivado de modelos griegos de fines del Siglo V a.C.
De altísimo nivel artístico es la cabeza de Amazona, copia de un original atribuido a uno de los más grandes artistas griegos del Siglo V a.C., mientras impresiona por su extraordinario verismo de sello helenístico la estatua de Marsia en la cual las lívidas vetas del mármol pavonazzetto evidencian el sufrimiento del personaje.
La espléndida estatua del perro, probablemente obra de producción alejandrina, realizada en un rarísimo mármol jaspeado proveniente de Egipto y testimonio del gusto coleccionista del dueño de casa. Extremamente significativa es la presencia de un grupo de Musas perfectamente ambientadas en el programa decorativo de los horti y espejo de las inclinaciones artísticas de Mecenas. El grupo de la Auriga, obra de gran consistencia artística de la primera edad imperial creada según estilema del Siglo V a.C., representa el ejemplo de una afortunada recuperación reconstruida con fragmentos hallados en la misma área pero a una gran distancia entre uno y otro.
La continua evocación a la civilización artística griega, bagaje indispensable de cada culto romano, está testimoniado por el coleccionismo de obras originales, como la espléndida estela sepulcral con figura femenina caracterizada por la compleja y preciosa forma de los pliegues y por la presencia de refinadas copias de obras griegas como la austera e imponente estatua de Demetra o la de Hércules luchador de un original de fines del Siglo IV a.C. caracterizado por un dinamismo sobresaliente.