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Situados en la colina homónima, los Museos Capitolinos constituyen un complejo museístico único en el mundo por la importancia de sus colecciones de antigüedades y por la historia secular.

Los Museos Capitolinos siempre se han caracterizado por un vínculo profundo con Roma. El núcleo inicial de la colección se compone de un grupo espléndido de bronces antiguos, entre los cuales la famosa Lupa Capitolina y el Marco Aurelio, que Sixto IV donó al pueblo romano en 1471.

La larga historia y los grandes tesoros artísticos conservados, hacen de los Museos Capitolinos la sede más apta para acoger manifestaciones de alto perfil; mientras que la terraza de  Palazzo Caffarelli, con su vista magnífica sobre Roma, es el marco ideal para eventos exclusivos estrictamente privados y de representación.